“Jurado No.2″ llega al streaming: así es lo nuevo de Clint Eastwood
Que la película número cuarenta de una leyenda activa del cine vaya directo a una plataforma parece una falta de respeto. Esta decisión ilustra los malos tiempos que atravesamos para las salas. Como sea, los suscriptores disfrutarán desde este jueves de un thriller atrapante y clásico.
Para muchos es casi insultante, y sin duda incongruente, aunque haya sido pensado para este tipo de salida. En todo caso, desde esta semana, los usuarios de la plataforma Max podrán pasar sus buenas casi dos horas con Jurado No.2, lo nuevo de Clint Eastwood. Un film que responde a la pregunta de qué significa lo clásico desde su primera hasta su última escena.
Si llega a ser la última película del director de Gran Torino, Francotirador, Un día perfecto, Sully, Million Dollar Baby o la más reciente La Mula, solo los espectadores de algunos países europeos (en Francia tuvo muy buena taquilla) y los de escasas salas en Estados Unidos la habrán visto junto a otros en pantalla grande.
Jurado No.2 es un thriller judicial puro, aunque sin los consabidos alegatos y discursos de clímax. En su lugar, hay diálogos y personajes que van desplegando las capas de una historia sólo simple en apariencia, como muchos otros elementos del film.
Justin Kemp (Nicholas Hoult) acepta con regañadientes el llamado a formar parte de un jurado, pues su joven esposa está por dar a luz en cualquier momento. Es un caso de supuesto homicidio. Una mujer apareció muerta después de tener una discusión pública, en un bar, con su violenta pareja. Todo parece bastante claro, y el grupo de doce jurados tiene ganas de despachar rápido y volver a casa.
Pero el guión de Jonathan A. Abrams nos informa en los primeros minutos que Justin, el jurado número 2, estuvo en ese mismo lugar en esa misma noche de tormenta y que tuvo un accidente cuando manejaba de regreso. ¿Qué hará con esa información?, ¿cómo piensa actuar entre sus colegas si esconde una verdad que lo involucra?
Frente a sus ojos azules, la fiscal (Toni Colette), que tiene ambiciones electorales y el defensor (Chris Messina), parecen hacer lo suyo en piloto automático. Un tema que se repite en el cine del maestro: la gente que intenta hacer bien su trabajo, las personas comunes que enfrentan profundas dudas éticas y a las que no les da todo lo mismo.
Jurado No.2 es atrapante, con un suspenso y una tensión que se mantienen hasta el último segundo, aunque no sea, ni pretenda, una obra maestra. Hay como siempre mucho de nobleza en ese clasicismo, que implica el deseo, y el arte, de contar bien una historia, sin aspavientos formales, permitiendo que cada personaje tenga su peso, que nada esté porque sí y, por tanto, el relato funcione como un mecanismo creado para producir el placer de los buenos cuentos.
También es una implacable crítica al sistema impartidor de justicia. Y a su vez, al otro más general, el que nos lleva a confiar o desconfiar de alguien según nuestras miserias o prejuicios, a “tachar” a otros y circular por la vida con nuestro pequeño manual adaptado de lo que está bien y lo que está mal, diseñado a conveniencia. Eastwood no necesita bajadas de línea, ni que sus brillantes actores digan largas parrafadas, para meter el dedo en la llaga. Le basta con seguir el ida y vuelta de sus personajes haciendo su trabajo. Jugando a los dados con destinos ajenos.